Una de las celebraciones más famosas del nuevo año es, sin duda, el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, celebrado en la Sala Dorada de la Musikverein (que es un edifico enorme, con varias salas de conciertos). 

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Se retransmite por radio y televisión y llega a millones de personas de todo el mundo.

El famoso concierto de año nuevo existe desde 1941, pero, tras cuarenta y pico años de éxito, se hizo tan famoso que la orquesta decidió contratar cada año a gran un director de fama internacional.

Cada director, junto con la orquesta, eligen con mucho cuidado las obras que se van a interpretar. Pero hay algunas obras que siempre se tocan en todos los conciertos, como el famoso vals El Danubio azul de Johann Strauss hijo y la genial Marcha Radeztky que siempre se toca al final del concierto y el público acompaña con palmas y el director se vuelve para dirigir al público en lugar de hacerlo a la orquesta.

La Marcha Radetzky es una composición orquestal de Johann Strauss (padre),escrita en el año 1848 en honor al militar austríaco y conde, Joseph Wenzel Radetzky.